Cuento: «Supermurci»

Supermurci

Era pleno día y Murfy el murciélago no podía dormir.

Ya estaba aburrido de quedarse colgado como los murciélagos normales. Quería ser especial, como los superhéroes de sus cómics favoritos.

Y de pronto cayó en la cuenta…..

Murfy tuvo una gran idea y se puso manos a la obra. No fue fácil manejar la máquina de coser de mamá, sobre todo por la culpa de las alas, que le molestaban todo el rato…

Pero al cabo de un par de horas, su disfraz estaba listo. Murfy se convirtió en……..Supermurci.

Cuando los otros murciélagos despertaron, se llevaron una buena sorpresa.

-Soy súpermurci!- dijo Murfy.

-¡Hala!- dijo Gary- ¿y tienes superpoderes?

-Tengo superoído- dijo Murhy, con orgullo.

-¡ Toma y nosotros!- chillaron sus amigos.

-Vale, es cierto- murmuró Murfy.

Todos los murciélagos fueron a ver a supermuci.

-¿ puedes levantar un coche con tus poderosos músculos?- pregunto Gary.

-¿ o puedes disparar rayos láser con la mirada?- añadió Glenda.

– Pues…. no- dijo Murfy, un poco inseguro…. -¡pero puedo volar!- y de un salto surco el aire.

-¡todos podemos volar! contestaron entre risas. -¿Qué más sabes hacer?

mMurfy intentó pensar en otro superpoder. Estaba un pelín nervioso porque notaba que todo lo murciélagos de la ciudad estaban pendientes de él.

-pues…. tengo ecolocalización, así puedo orientarme en la oscuridad-

-¡ ja ja ja!- todos los murciélagos se rieron. -Eso no es nada especial, todos podemos hacerlo-.

Murfy salió de casa un poco alicaído. También tenía las orejas gachas. Estaba desanimado. Ya no se sentía especial ni nada.

-soy un murciélago del montón, solo que llevo un disfraz ridículo- suspiró conteniendo las lágrimas.

ya estaba a punto de romper la capa y el resto del disfraz para tirarlos a la basura, cuando su oído supersónico captó un chillido que apenas se oía…

en el extremo de la ciudad un gato grande y malvado había atrapado una familia de ratoncillos.

murfy extendió las alas y levanto bien las orejas. Con gran decisión voló por encima de la ciudad tan rápido como le permitieron sus pequeñas alas. e

murfy se lanzó en picado como una bola de pelo justiciera. El gato grande y malvado lanzó un…..zas, pero no consiguió dar a supermurci.

Murfy se abalanzó otra vez y movió las alas muy, muy rápido y así logró espantar al gato .

-¡Nos has salvado1- exclamaron los ratoncillos – ¡gracias! ¿quién eres. oh, enmascarado caballero?

Murfy sonrío con modestia -¿Yo? no soy nadie especial.

-¡ Claro que lo eres!- gritaron sus amigos murciélagos, que habían seguido a Mufy por la ciudad para contemplar sus heroicidades.

Y sí que tienes un superpoder: ¡valentía! Está claro que eres …..SUPERMURCI

Y seguramente tenían razón, porque mientras Murfy volaba con sus amigos hacia la cueva de los murciélagos, donde pasarían el día durmiendo a pierna suelta como corresponde, la verdad es que se sentía pero que muy especial.