Cuento: «Rana de tres ojos»

 Desde que nació, renacuajo ya sabía nadar.

Creció y se convirtiño en la primera rana de tres ojos.

Como todos los anfibios tenía una piel muy sensible. El agua en la que vivía estaba muy sucia y tuvo que ponerse un traje de rayas para poder bañarse.

Rana de tres ojos siguió creciendo y aprendió a saltar. Una vez en tierra descubrió que el cielo siempre estaba tapado por una gran nube gris. También vio que en ese lugar habían cosas y se preguntaba qué hacía esas cosas allí.

La rana de tres ojos le encantaba estar con su abuela. -Antes este lugar era muy diferente- contestó la abuela. -Estas cosas no existían y aquí vivíamos mucha gente-.

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Ahora nadie se quedaba ya a vivir porque cada día aparecían más y más cosas. Eran cosas nuevas que nadie quería.

Rana de tres ojos siguió creciendo, aprendió a saltar y a mirar cada vez más lejos. Así fue cómo descubrió que aquello no era una nube gris, en realidad era humo.

Rana de tres ojos decidió entonces ir a investigar qué estaba pasando y de repente llegó a una gran fábrica, «la fábrica de las cosas nueva».

Esa fábrica producía cosas nuevas sin parar. ¡Tantas cosas no nos dejan vivir felices!

La rana de tres ojos quería decirle a la fábrica que parara de producir cosas, pero no sabía cómo hacerlo. Así que rana de tres ojos decidió gritar, gritar y gritar hasta que la fábrica parara. Fue el grito más grande que una rana había dado jamás. Pero su grito era demasiado pequeño en comparación con el ruido de esa enorme fábrica.

Rama de tres ojos decidió volver a casa. Quería cambiar las cosas pero se sentía muy pequeña para conseguirlo. ¿Sería posible?.

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Al llegar le explicó a su abuela lo que había descubierto. Como no sabían qué hacer pensaron que lo mejor sería contárselo a más gente. Rana de tres ojos se lo contó a quienes pasaban por allí, pájaro amarillo, bicho pelota, monstruo rosa, monstruo azul y decidieron que había que cambiar las cosas.

Llegaron a un acuerdo para trabajar en equipo. Una a una llevaron todas las cosas que se encontraron hasta las puertas de la fábrica. Juntaron tantas cosas que la montaña que se formó era mucho más grande que la fábrica de las cosas nuevas.

Cuando la fábrica vio todas esas cosas se preguntó si de verdad era necesario fabricar tantas cosas nuevas. A partir de entonces la fábrica empezó a reutilizar las cosas que ya existían y poco a poco aquel lugar fue mejorando y la fábrica también estaba mejor.

Rana de tres ojos pudo quitarse su traje de rayas y bañarse como más le gustaba.